Este espacio esta reservado para que todos los amantes de la pesca puedan encontrar en un solo lugar todo lo relacionado a este mundo, que para muchos es un modo de vida y sustento de sus familias y para otros el deporte que lo apasiona.

Muchos viajan alrededor del mundo buscando la captura de sus sueños ya sea para satisfacción personal,a nivel competitivo o comercial.


viernes, 27 de septiembre de 2013

Pescando entre las olas.

Pescando entre las olas. Primera parte.

Muchas veces nos asomamos a la mar y sólo alcanzamos a contemplar la hecatombe de 
espuma que produce el oleaje. Quizás estimemos que ese lugar de apariencia 
tan inquietante, no puede depararnos nada bueno. Pero esto es una equivocación. 
Precisamente, es en este mundo de sonido, de aire y agua, de revolución, 
el lugar que eligen muchos depredadores para cazar.
Donde rompe el agua, donde las corrientes son fortísimas y el embate de las olas
dificulta la natación a otros peces, los sargos se alimentan perfectamente,
lo mismo que la lubina y, ocasionalmente, la dorada o el dentón, por citar sólo algunos.
Los lábridos, como el serrano o tordo, la julia -también llamada doncella-, o el durdo
-conocido asimismo como maragota- son peores nadadores, y tienden a quedarse
resguardados entre las algas y los recovecos del fondo. Pero siempre pendientes
del alimento que puede deslizarse desde la superficie.
Por tanto, si estamos pescando a flotador entre las rocas, tenemos varias
 opciones: Si le damos mucha profundidad a nuestro aparejo podremos pescar lábridos
y otros peces de fondo que, pese a habitar en la rompiente, raramente permanecen en
las zonas más batidas, esto es, las zonas superficiales donde las olas cobran el máximo
protagonismo. Si lo que pretendemos es pescar sargos o lubinas, debemos lanzar al
 babero de espuma que forma el oleaje, para que el flujo y reflujo de su corriente
haga "bailar" el cebo de forma natural, con lo que se consigue engañar al pez, que
piensa que nuestro cebo es un animalillo arrastrado por la corriente y que trata de
ponerse a salvo.
A tal efecto, lo más conveniente será pensar en un bajo de línea largo -siempre más de
un metro- y de sedal lo más fino posible. La profundidad que le demos al aparejo
estará marcada por el espesor y la profundidad que alcance la espuma. Me explico:
Si la mar está bella y el golpe es reducido, formándose sólo espumarajos dispersos y
leves, la profundidad a la que trabaje nuestro aparejo debe ser mínima, pues estos
peces -lubinas y sargos- atacan el cebo cuando lo presentamos movido y camuflado entre
la espuma.
Usted debe saber que, aunque la mar pueda aparecer muy agitada en la superficie por
efecto del oleaje, a una profundidad determinada, puede estar muy quieta y transparente.
Acostúmbrese a calcular la profundidad de la espuma, o los metros superficiales en los
que se deja sentir el oleaje, y nunca los sobrepase con el cebo.
Por mucho que mueva la mar arriba, si a la profundidad donde se encuentra su cebo el
agua está quieta, el aparejo que ha diseñado para engañar al pez tal vez no funcione.
Acuérdese de que la mejor forma de
enfrentarse a la fuerza de una ola es
sumergiéndose y haciendo que ésta
pase por encima de nosotros. Si nos
quedásemos en la superficie, nos
arrastraría
con su tremenda fuerza.
Pues bien, esto mismo hacen muchos
peces, 
quedarse esperando justo debajo de 
la ola 
o de la espuma-, buscando distinguir
algún 
alimento de los que arrastra. Sólo 
entonces 
se introducen en la espuma, 
para atrapar
el bocado y volver a ganar profundidad, 
situándose 
de nuevo debajo de la ola, en 
una zona más tranquila.
Por eso el mejor ataque es aquel que 
se produce 
de abajo a arriba, es decir, cuando el 
pez descubre que, en la cortina
 de espuma que se 
extiende sobre su cabeza, aparece 
un segundo la carnada agitada 
con violencia por las olas y tiene
la certeza de que puede desaparecer
acto seguido. Esa situación llevará 
al pez a no pensárselo dos veces 
y subirá como una flecha para engullir 
el bocado que amenaza con desaparecer.

Fuente:http://www.granpesca.com/reportajes/
entre_olas_01.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario